
Atravesar el duelo y reconstruirte
junio 2, 2025Lo que el otro despierta… y lo que olvidas de ti
Enamorarse puede ser maravilloso, pero también puede hacer que nos desconectemos de nosotros mismos. A veces, en el deseo de amar y ser amados, nos perdemos: dejamos de escucharnos, de reconocernos, de sostenernos.
Este texto está pensado para acompañarte si alguna vez sentiste que te perdías en una relación. Si te preguntas por qué repites historias que duelen. Abordo el tema bajo una mirada psicoanalítica, desde la cual estas elecciones son pensadas con profundidad, sin juicio, para ayudarte a entender qué despierta el otro en ti y cómo volver a ti sin renunciar al amor.
¿Por qué elegimos a quien elegimos?
A veces, en nuestras relaciones nos preguntamos por qué nos atrae alguien que no nos cuida, por qué repetimos el mismo tipo de historia una y otra vez, por qué seguimos atados a vínculos que duelen más de lo que sostienen.
Y, sin embargo, ahí estamos.
Esperando una señal, una caricia, una palabra que nos devuelva la ilusión de ser queridos como soñamos.
La respuesta no está solo en lo que el otro hace o es, sino en lo que representa en tu mundo interno.
El otro no es solo el otro: es una figura simbólica
Cuando hablamos del “otro” en una relación, no solo nos referimos a la persona real con la que estamos, sino al lugar simbólico que ocupa en nuestra mente. Ese lugar está conectado con heridas, deseos y carencias antiguas, muchas veces inconscientes, que vienen de momentos tempranos de nuestro desarrollo.
En palabras de Mariela Michelena, a veces el amor nos lanza a un barranco emocional. Buscamos, sin saberlo, que ese otro nos dé lo que no recibimos antes: afecto, cuidado, atención, reconocimiento.
No porque seamos débiles, sino porque somos humanos.
Porque aprendimos, quizá demasiado pronto, que para ser amados teníamos que hacer más, ceder más, esperar más.
Amamos lo que representa
A veces no elegimos a una persona: elegimos lo que simboliza.
Nos sentimos atraídos por quien no nos elige, porque conecta con ese deseo imposible de ser finalmente vistos, valorados, queridos.
Y aunque desde fuera parezca irracional… por dentro, todo tiene sentido.
Porque lo que está en juego no es solo el presente.
Es una historia antigua. Una historia que aun duele y busca ser reparada.
Repetimos para reparar
Nuestro inconsciente intenta resolver lo no resuelto repitiendo. Por eso, sin darnos cuenta, volvemos a relaciones que se parecen entre sí: inseguridad, abandono, dependencia, ansiedad.
Por eso volvemos a elegir lo que duele. No porque lo deseemos conscientemente, sino porque queremos, a nuestra manera, escribir un final distinto.
“Esta vez me querrá.”
“Esta vez no me va a abandonar.”
“Si hago suficiente, si soy suficiente…”
Pero en ese intento de reparar, muchas veces nos perdemos.
Perdemos nuestra voz. Nuestro deseo. Nuestro centro.
Y la relación, en lugar de sostenernos, nos va desdibujando.
El otro como espejo
El amor también funciona como un espejo. En el otro buscamos vernos reflejados: deseados, importantes, reconocidos.
Pero el otro también desea por sí mismo. No está ahí para completarnos.
Y aceptar esto —que el otro no viene a llenar nuestro vacío— duele, pero también libera.
Porque nos devuelve la responsabilidad (y el poder) de cuidar de nosotros mismos.
Volver a ti
Muchas personas llegan a terapia con esta sensación:
“Me olvidé de mí en nombre del amor.”
Lo dieron todo. Esperaron todo. Aguantaron más de la cuenta.
Y ahora no saben qué quieren, qué necesitan, qué desean.
Pero hay luz en ese despertar.
Porque a veces, cuando más confundidos nos sentimos, es cuando empieza el camino de regreso.
🌿 A tu deseo.
🌿 A tu voz.
🌿 A lo que te sostiene.
🌿 A esa parte de ti que quizás fue silenciada, pero nunca desapareció.
¿Te has sentido así?
Si algo de todo esto te resuena, si alguna vez quisiste más de lo que te quisieron, si te cuesta soltar vínculos que duelen, si te reconoces en estas palabras… quizá sea hora de mirarte con más ternura.
De dejar de buscar fuera lo que lleva tiempo esperando dentro.
Y desde ahí, empezar a construir un amor más sano. Más libre. Más tuyo.
¿Te acompaño?
Trabajo desde una mirada cálida, respetuosa y profunda.
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Estoy para ti.
Referencias
Este texto está inspirado en una mirada psicoanalítica sobre el amor, el deseo y los vínculos. Si quieres profundizar, puedes buscar a:
- Sigmund Freud – Teoría del inconsciente, compulsión a la repetición.
- Jacques Lacan – El “Otro” simbólico y el deseo como falta.
- Mariela Michelena – Mujeres malqueridas, Mujeres que lo dan todo, lecturas cercanas y profundas sobre los vínculos tóxicos.
- John Bowlby y Mary Ainsworth – Teoría del apego y su influencia en las relaciones adultas.